Alemania ahora tiene en común con Italia y España un título menos honorífico que haber alzado la Copa del Mundo: es el tercer campeón consecutivo de un Mundial que resulta eliminado en la primera ronda del siguiente torneo.
Con su derrota ante Corea del Sur, el sueño alemán terminó en esta fiesta del fútbol durante la fase de grupos, al igual que ocurrió para España en 2014 e Italia en 2010. Y solo cuatro años después de haberse coronado los mejores de todo el planeta. ¿Es la maldición de ser campeón?