En un mundo dominado por la desigualdad económica dentro de los países, resulta vital que la movilidad social sea fluida y dinámica. España tiene un problema en el tipo de movilidad social relacionada con los estudios: la movilidad social vinculada al nivel de formación de los padres es particularmente baja en España si se compara con la OCDE. Es decir, si los padres tienen un nivel de estudios reducido es probable que sus hijos muestren un desempeño similar en el campo formativo. No obstante, esta inmovilidad en el campo educativo no se traslada al económico, donde España goza de un puesto privilegiado.